Aun cuando el temor, losprejuicios y el odio lleven añosde arraigo, el amor de Diospuede disiparlos. Una vez quenos percatamos de que Él nosama y nos ha perdonado, nosresulta mucho más fácil amar yperdonar a los demás.
Podemos vaciarnos de «toda amargura,enojo, ira, gritería y maledicencia, ytoda malicia», y ser «benignos unoscon otros, misericordiosos,perdonándonos unos a otros, comoDios también nos perdonó a nosotros»(Efesios 4:31-32 ).