Los marineros creían que enlo alto de ese acantilado de120 m vivía una hermosa ymaléfica criatura de largacabellera dorada.
Su voz era tan dulce que,cuando cantaba, los dejabatan embobados queolvidaban gobernar lasembarcaciones, por lo queestas iban irremisiblemente apique.El poeta Heinrich Heine sehizo ecode esta vieja leyenda y lapopularizócon su poema “Die Lorelei”.